miércoles, enero 25, 2006

¿A dónde van los sueños? o la estrategia del gran conspirador

Esta semana la memoria se ha ido desgajando poco a poco, soltando retazos de su efectivo e invulnerable veneno...

Por casualidad encontré hace algunos días una foto de la casa en la que habitó mi niñez, en la Cali de los ochentas, repleta de tertulias y cultura... un remoto hálito de nostalgia, esos pocos años con mi padre, la empinada calle de piedra, y el ambiente que marcó mi personalidad para siempre vinieron de golpe esa mañana, y se quedaron al lado de mi escritorio desde entonces.

Hoy, un compañero de trabajo me hizo recordar un pequeño anhelo de mis épocas de estudiante: crear una empresa de desarrollo de software... el llamativo (en mi opinión) nombre y el flamante logo me observaron por unos instantes desde el olvido, desde aquel rincón en el cual la realidad confina las ilusiones con su bofetada abrumadora.

En esta continua lucha -totalmente inútil, porque de antemano sabemos quién va a ganar- el gran conspirador se vale de todos sus argumentos. Y vaya que son fuertes... una vez más me arrastro por la lona, buscando el segundo aire de las cuerdas y envidiando la inmutabilidad de estas paredes que día a día me encierran.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No, siempre mi apreciado amigo virtual, debemos seguir adelante con los sueños, siempre... siempre.
Qué casa tan linda la de tu infancia, esa calle primitiva, esa limpieza; es muy atractiva familiarmente y denota una época maravillosa y sin complicaciones.
Un abrazo!