jueves, enero 26, 2006

Límites


Hay una línea de Verlaine que no volveré a recordar.
Hay una calle próxima que está vedada a mis pasos,
hay un espejo que me ha visto por última vez,
hay una puerta que he cerrado hasta el fin del mundo.
Entre los libros de mi biblioteca (estoy viéndolos)
hay alguno que ya nunca abriré.
Este verano cumpliré cincuenta años;
La muerte me desgasta, incesante.

Jorge Luis Borges, el vidente.

miércoles, enero 25, 2006

¿A dónde van los sueños? o la estrategia del gran conspirador

Esta semana la memoria se ha ido desgajando poco a poco, soltando retazos de su efectivo e invulnerable veneno...

Por casualidad encontré hace algunos días una foto de la casa en la que habitó mi niñez, en la Cali de los ochentas, repleta de tertulias y cultura... un remoto hálito de nostalgia, esos pocos años con mi padre, la empinada calle de piedra, y el ambiente que marcó mi personalidad para siempre vinieron de golpe esa mañana, y se quedaron al lado de mi escritorio desde entonces.

Hoy, un compañero de trabajo me hizo recordar un pequeño anhelo de mis épocas de estudiante: crear una empresa de desarrollo de software... el llamativo (en mi opinión) nombre y el flamante logo me observaron por unos instantes desde el olvido, desde aquel rincón en el cual la realidad confina las ilusiones con su bofetada abrumadora.

En esta continua lucha -totalmente inútil, porque de antemano sabemos quién va a ganar- el gran conspirador se vale de todos sus argumentos. Y vaya que son fuertes... una vez más me arrastro por la lona, buscando el segundo aire de las cuerdas y envidiando la inmutabilidad de estas paredes que día a día me encierran.