miércoles, julio 25, 2007

Se fue El Negro

De niño, en la bohemia y ochentera Sultana del Valle, me enteraba en las páginas de Lecturas Dominicales de las vivencias de un matón de mirada rectilínea y gatillo pronto, que depositaba en su revólver la confianza de equilibrar la parquedad de sus palabras. Extraña lectura para alguien de sólo once años, que se enojaba cuando su padre se embebía en los aburridos noticieros de la noche, y que aún no comprendía que la realidad a veces es más cruenta que cualquier historieta. Naturalmente, en ese entonces poco me importaba el autor, disfrutaba de la acción sin preocuparme de si había un creador tras el cómic, pero con el tiempo descubrí el inevitable apellido Fontanarrosa, asociado a cada balazo del temido mercenario.

Mucho después, cuando en el marco del Hay Festival, en la ciudad de Cartagena, Fontanarrosa fue homenajeado como el escritor más destacado del evento, nació para mí su figura literaria. Era apenas lógico que ese mordaz guionista no se conformara con el encuadre de las viñetas, y encauzara sus palabras por caminos más intrincados. Con miras a remediar el desconocimiento de su obra, me volqué a la búsqueda de sus escritos, con poca fortuna a veces [en las librerías de mi ciudad no encontré ni un libro suyo] pero con enorme satisfacción y provecho en otras [principalmente en la web del autor]. En pocas ocasiones he leído a un autor tan natural, tan espontáneo en su prosa y a la vez tan rico en el manejo de la temática que lo ocupaba. Sobre todo del fútbol, quizá su más grande pasión.

Ahora, cuando El Negro ha abandonado los lápices, quizá en la madurez de su faceta escrita, se siente que faltó tiempo para conocerlo y valorarlo más, no por mí, que todavía lo estoy descubriendo, sino por todos los lectores de una fresca literatura, creada con sencillez y pasión, como deben ser todas las cosas buenas de este mundo.

miércoles, julio 11, 2007

Paternidad

Pálpito, alegría, susto, alegría y susto [combinadas], creo que en ese orden fueron las reacciones al confirmar la noticia [las últimas dos persisten]. Es una sensación extraña, te sientes poderoso pero a la vez frágil, inmensamente responsable...

[By the way, ahora recuerdo una anécdota: estábamos bebiendo cerveza en la terraza de la casa de un amigo y de repente sale su esposa y le dice Juancho, estoy embarazada, párale bolas. Mi amigo nos mira con una cara de anonadado y dice: fue sin culpa!!!]

Una vez más gracias Anny, nunca terminaré de agradecerte el que existas en mi vida, y desde ya te espero, mi pequeño Alejandro.